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28 de abril de 2012

VESTIDA PARA MATAR.

Muchos consideran “Dressed to Kill”, junto con la posterior “Impacto” (Blow Out, 1981) una de las peores películas del director que tan había sorprendido emulando a Hitchcock y su factor sorpresa en los giros narrativos en cintas como “Hermanas” (Sisters, 1973) o “Fascinación” (Obsession, 1976). Pero el director de “Doble Cuerpo” (Body Double, 1984) todavía no quería andarse por otras ramas y nos obsequió en las primeras secuencias con unos desnudos de Angie Dickinson, casi con cincuenta años, que quitan el hipo pero que de repente la buena vista se resquebraja nos por culpa de sus decaídos sueños eróticos que finalizan con un acosador asesinándola y que la despiertan siendo objeto de un polvo matutino, como buena manera de empezar un día aburrido más. Unas primeras secuencias que nos trasladan a los primeros minutos de “Carrie” pero, si allí recurría a la traumática primera menstruación del personaje de Sissy Spaceck, aquí Dickinson es estrangulada para despertar, como premonición de sus frustrados y angustiados deseos sexuales. La rubia actriz que antaño protagonizara cintas tan memorables como “Rio Bravo” (1959), de Howard Hawks, “La Jauría Humana” (The Chase, 1966) de Arthur Penn o “A Quemarropa” (Point Blank, 1967) de John Boorman, se pone en la piel de la insatisfecha Kate Miller, madre, esposa y paciente habitual del doctor Elliott (Michael Caine). Kate se evade su rutina paseando por los museos e intentado conquistar al primer desconocido mientras su hijo Peter (Keith Gordon) está más preocupado por sus inventos electrónicos gracias a su cerebrito de superdotado. El punto de arranque para un film que gira radicalmente al suspense (por ejemplo, los ascensores pueden ser un elemento vital) y que De Palma sale airado por las interpretaciones de los veteranos Michael Caine y Angie Dickinson, con una psicópata de pelo también rubio al acecho y una Nancy Allen (vaya, otra rubia) candidata a nueva reina del grito y, por aquel entonces, pareja del director.

18 de abril de 2012

LA VOZ DORMIDA.

Se trata de una película interesante sobre todo debido a la interpretación de las dos actrices protagonistas (María León e Inma Cuesta)son ellas las que tienen casi todo el protagonismo de esta historia , pero también debido a su tratamiento de los personajes. Porque sí, ya sabemos que se hacen muchas películas sobre la guerra civil y la posguerra en el cine español...y sí, ya sabemos a qué bando suelen apoyar el 99% de las veces los guionistas y directores pero esto no quiere decir nada pues de lo que se trata es de no olvidar este oscuro pasaje de nuestra historia . Así pues, me sorprendió gratamente descubrir como espectador a esas dos hermanas, que no son sino dos formas diferentes de oponerse y sobrevivir (o no) al régimen. Y con ellas a otros personajes secundarios, sobre todo los del 'otro bando', los cuales no necesariamente se corresponden con la imagen que nos da de ellos la mayoría de películas (sino que dudan, tienen sentimientos, compasión, se salen de la norma, etc). Benito Zambrano sabe cómo explorar los momentos más emotivos de la historia acompañandola con una excelente fotografia de Alex catalán. En conclusión una pelicula para no olvidar y muy recomendable por todo lo que esconde y da.

12 de abril de 2012

LEÓLO

Léolo es realmente una obra desconcertante. Si no te consigue fascinar la introducción del film dudosamente podrás acompañar a este inolvidable niño por su viaje hipnótico y surrealista. Lástima que haya visto la versión doblada, pues seguramente cuando consiga verla en V.O. merezca un 10. Locura, sueños, sordidez, amor, deseperación, poesía... Todo se mezcla en la triste y dura realidad de la que el pobre Léolo intenta escapar en cada momento entregándose a la escritura, a ese cuaderno que guarda su verdadero mundo. Negando la verdad que le rodea, su esperanza va mermando según va haciendose mayor. Y el espectador queda enamorado para siempre. "Porque sueño no lo estoy. Porque sueño, sueño. Porque me abandono por las noches a mis sueños antes de que me deje el día. Porque no amo. Porque me asusta amar. Ya no sueño. Ya no sueño. A ti la dama, la audaz melancolía, que con grito solitario hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio. Tú que atormentas mis noches cuando no sé qué camino de mi vida tomar... te he pagado cien veces mi deuda. De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de la mentira, que tú misma, me habías obligado a oír. Y la blanca plenitud, no era como el viejo interludio y sí, una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad".

9 de abril de 2012

HUNGER (2008)

Fantástico trabajo, difícilmente superable en casi todos los sentidos. Partiendo del punto de vista estético considero que el montaje es de un gran valor, llevando a cabo experimentos poco vistos antes. Una buena fotografía y unas actuaciones que sólo pueden ser tan buenas al nacer de una gran libertad de acción dejada en manos de los actores y de una excelente dirección (por supuesto ambas cosas no son contradictorias). Entre las actuaciones quisiera destacar la de Stuart Graham, quien aparece como funcionario de prisiones. Sus modales impasibles y movimientos rutinarios, su expresión fría y su dolor contenido llegan a poner los pelos de punta en varias ocasiones. Ni que decir de la conversación entre Bobby Sands (Michael Fassbender) y un párroco católico (Liam Cunningham) con 17 minutos en el mismo plano. Este es el punto cumbre del film, donde se canaliza toda la fuerza que va ganando progresivamente y desde donde llegamos al final conocido por todos, ahí está el "quid" de la cuestión. Este es uno de los puntos donde Steve McQueen se encumbra como un genial director, interesado en ir más allá (diría en la verdad, pero ésta es algo tan relativo que sería pretencioso por mi parte utilizar semejante palabra). Es un film atrevido porque, entre otras cosas, viene a desmitificar en cierto sentido la mitologizada figura de Bobby Sands. Y es que el director se niega a hablar de justicia o injusticia, más bien habla de sentimientos, miedos y creencias. Desde el mismo momento de su muerte Sands consiguió lo que pretendía: convertirse en un símbolo de la lucha armada, centrar la atención pública mundial, mostrar a los británicos como sádicos intransigentes y provocar una ola inmensa de alistamientos al Ejército Republicano que insufló aire durante varios años más al movimiento.