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28 de diciembre de 2011

TROPA DE ELITE

Interesante film que muestra sin rodeos cómo la policía brasileña es una de las policías más violentas y corruptas del mundo y cómo los grupos de narcotraficantes ejercen un poder casi paralelo al estatal.
El fenómeno de la delincuencia organizada de las favelas y del combate del mismo mediante una policía al margen de la policía forma parte de la cultura de aquel país, ya acostumbrada a las noticias diarias de crímenes, asaltos, ejecuciones en una espiral que parece no tener fin. En ese sentido, el mensaje oculto que transmite el film es un tanto desalentador: no hay estado de derecho, ni poder legislativo ni sistema judiciario capaz de afrontar la delincuencia por lo que es mejor encomendarse a un grupo policial que, siguiendo las mejores tradiciones al uso en este tipo de formaciones, primero dispara y luego pregunta.

En esa tesitura, la justificación de la violencia es casi automática. No parece que exista otra forma de combatir el crimen más que con el crimen. No hay termino medio ni posibilidad de medias tintas. O se está a un lado o se está al otro.

A destacar una banda sonora contundente, muy pegadiza y que complementa muy correctamente la estética de "video-clip" o de comic que algunas imágenes presentan.

AMERICAN HORROR STORY (SERIE)

El matrimonio formado por el psiquiatra Ben (Dylan McDermott) y Vivien (Connie Britton), se trasladan con la hija adolescente de ambos, Violet (Taissa Farmiga) a una nueva casa, con la esperanza de reiniciar su vida luego de varios infortunios familiares, entre ellos el alumbramiento de un hijo muerto por parte de Vivien y una infidelidad de Ben. Han adquirido su nuevo hogar a precio muy barato, por haber sido escenario de varios crímenes. Pero no tardan en sucederse visiones misteriosas (por ejemplo, la de un hombre enfundado en un traje de látex para uso en sexo sadomasoquista, traje que al instalarse la familia habían encontrado en la casa y arrojado a la basura) y visitas no deseadas ni invitadas y que entran y salen de ella como si fuera suya, entre ellas una niña con síndrome de Down, Adelaide o "Addy" (Jamie Brewer), la madre de ésta, la desagradable Constance (Jessica Lange) y el adolescente Tate Langdon (Evan Peters), un paciente de Ben cuyas recurrentes fantasías homicidas inquietan sobremanera al especialista, sobre todo cuando éste se entera de que el muchacho ha iniciado cierta relación con Violet. Una misteriosa ama de llaves, Moira (Frances Conroy) espesa el misterio: cuando Vivien la contrata, asegura haber servido a todos los dueños anteriores de la casa, y por otra parte Vivien la ve como una mujer de cierta edad, mientras que observada por Ben parece joven y sensual. A todos ellos se suma un anterior propietario de la vivienda, Chad (Zachary Quinto), alguna vez procesado y encarcelado por asesinar a su familia en la casa en cuestión, y ahora liberado por padecer una enfermedad terminal. Chad merodea la casa e insiste a Ben en que debe abandonarla de inmediato, o sufrirá un desastre de índole sobrenatural (él asegura haber oído "voces" ordenándole cometer los asesinatos).