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6 de febrero de 2012

YUKIO MISHIMA

Su vida, ya de por sí, da para muchas novelas. Escritor muy prolífico (casi un centenar de obras, incluyendo ensayo, novela, libretos de teatro, etc...), varias veces nominado al Premio Nobel y uno de los más influyentes de las letras niponas. Su homosexualidad latente y manifiesta en sus novelas chocaba con lo que él consideraba su código de honor: el de los samurais. Culturista, masoquista, y fascista, todo en uno.

Su muerte es brutal. Vestido con uniforme militar, trató de arengar a las tropas de un cuartel. Al no conseguirlo, se refugió junto a sus acólitos en el despacho de un general y se suicidó al estilo tradicional japonés: una espada para la evisceración y una katana más larga para el golpe final. Uno de sus discípulos intentó decapitarlo de un tajo, pero no lo consiguió y tuvo que terminar otro. Después, el primero que erró la estocada final también se mató por dicho procedimiento. El mismo día de su muerte entregó a su editor su última novela.
Tras el aspecto de fiereza de sus fotos y la radicalidad de su muerte, queda su obra. Como he dicho al principio, Mishima fue aspirante al Premio Nobel de Literatura con su narrativa de postguerra. En mi mesa de noche descansa "Confesiones de una máscara", escrita con veinticuatro años y de carácter autobiográfico. Narra la historia de un joven que descubre su homosexualidad al mismo tiempo que le comienzan a atraer ideas sobre la muerte, la sangre y el masoquismo. No veo el momento de leerla.

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