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21 de enero de 2012

LOS DESCENDIENTES

2011
Visualmente y cinematográficamente me descubro ante Alexander Payne. Impresionante su labor, de principio a fin. Hacía mucho tiempo que no veía a alguien con tanto pulso dirigiendo una película. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con los fundidos en negro en la pantalla enlazados con iimágenes de una belleza sobrecogedora. Hacía tiempo que no veía desmitificar un lugar idílico de la forma en que lo ha hecho el director. Hacía tiempo que no veía unas actuaciones tan sobresalientes, especialmente de George Clooney.

Pero, y ahora viene el palo, en ningún momento me creo los sentimientos recogidos en pantalla, especialmente los femeninos, que me parecen absurdos. Al final, el guión se desnuda a sí mismo, y acaba dejándote vacío e insatisfecho. Me explico: El único momento que sentimentalmente me ha emocionado es cuando el suegro de Clooney besa a su hija. Todo lo demás me parece falso, artificial y poco creíble. ¿La hija que siempre se ha relacionado con la madre y que apenas tiene trato con el padre le echa en cara a su madre a grito pelado lo ocurrido (no voy a desvelar el qué, aunque aparezca en todos los trailers), en ese instante, y con su madre en ese estado? No se lo cree nadie. Los sentimientos de Clooney me parecen demasiado artificiales y superficiales, y la trama cojea por este lado, y se vuelve poco creíble. Sólo la magistral mano del director te hace la historia interesante con la sobresaliente forma en que está rodada. Al final, el guión se va quedando cojo, sazonado por breves y originales situaciones y comentarios hilarantes, tratados con originalidad , pero creando una situación cada vez más artificial y menos coherente, en situaciones que acaban pareciendo absurdas, y que hacen que el desenlace sea frío, cantado y poco creíble.

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