Vistas de página en total

23 de noviembre de 2011

CODIGO FUENTE:
Nada más empezar, vemos una panorámica aérea de Chicago y sus alrededores, todo ello envuelto en una especie de halo blanco, turbio, junto con una banda sonora intrigante, y parece que ese va a ser el tono y el ritmo de la película.

El protagonista aparece en un tren, sin saber quién es ni qué hace allí, es todo muy extraño. Conforme va desarrollándose la trama, te das cuenta de que vas a ver las mismas situaciones vez tras vez, lo cual resulta bastante cansino porque no tienen nada de imaginativo, son calcadas. El protagonista bien podría haber vuelto al tren 200 veces para atrapar uno por uno a los 200 pasajeros hasta haber encontrado lo que buscaba.

Es arriesgado realizar una película con viajes en el tiempo, y si además estos viajes son múltiples, entonces mucho más. Resulta complicado explicar en el tiempo que dura una cinta la física cuántica necesaria para comprender lo que esbozan (en mi caso necesitarían meses), y es por esto que se dedican a dar cuatro pinceladas que, en ocasiones, son ridículas e inútiles.

Y después de haber trenzado una historia cuasi plausible, y de haber creído (nosotros) lo que nos contaban, su fácil final nos vuelve a hacer dudar de todo lo anterior. A veces es mejor provocar a la imaginación del espectador dejando cabos sueltos que tratarle con condescendencia y rodarle un final sensiblero dificilmente creíble.

No hay comentarios:

Publicar un comentario