Divertida e imaginativa odisea a través de las peores facetas del espíritu humano, brindada por el siempre genial Stanley Kubrick.
Lo que destaca de "A Clockwork Orange" es que, a pesar de tener escenas de violencia fuertes, su director les da música y arte. Cada matanza, cada paliza y cada violación de esta película es un baile, una soberbia ejecución de musicalidad. Y ello sirve para contarnos un bonito cuento en el que el arte, la complejidad y la sutilidad se sobreponen al mero y directo realismo.
En el cine de Kubrick, siendo esta película un perfecto paradigma, todo nos brinda una imagen de absoluto cuidado fotográfico: una cámara de fotografías, en manos de Stanley, es una fábrica de arte. Esto, aquí, se combina con escenas conjuntadas por imágenes y sonidos sobrecogedores que conciben "La Naranja Mecánica" como una de las mejores películas que este servidor ha visionado. Es difícil, muy difícil olvidar la soberbia capacidad de Kubrick para presentarnos en una única toma algo para loc ual otros directores suelen meter cortes. Ojalá cuanto se hace a hoy día se cuidara tan sólo la mitad. Dios bendiga a Zack Snyder.
La historia se merece un punto aparte, pues no nos pone un mensaje concreto delante, sino que nos invita (o tal vez empuja) a reflexionar. ¿Debería la humanidad mutarse a sí misma por la fuerza, o debería elegir libre pero inútilmente? ¿Es útil o fútil la rehabilitación, o tal vez hay algún camino alternativo? ¿Puede nuestro cerebro soportar las acciones del resto del cuerpo? ¿Puede el cambio inevitable dejar una huella profunda a la par que positiva en nosotros?
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